Por fin, aprovechando que los ritmos de trabajo se moderan un poco en el apogeo del verano, he podido leer tranquilamente este magnífico ensayo que se ha convertido en los dos últimos años, merecidamente, en un best seller con más de 30 ediciones. Es un tomo tan conocido como aconsejable así que no me parece necesario ni conveniente añadir nada más sobre esta lectura recomendada para cualquier amante de ese objeto mágico que es el libro. Si alguno lo tiene aún pendiente o no le había llamado la atención le animo a que se acerque a él y se deje seducir por las mil y una historias que Irene Vallejo nos transmite con infinito afecto.
Una de mis citas favoritas que resume bien el espíritu de este volumen:
La invención de los libros ha sido tal vez el mayor triunfo en nuestra terca lucha contra la destrucción. A los juncos, a la piel, a los harapos, a los árboles y a la luz hemos confiado la sabiduría que no estábamos dispuestos a perder. Con su ayuda, la humanidad ha vivido una fabulosa aceleración de la historia. La gramática compartida que nos han facilitado nuestros mitos y nuestros conocimientos multiplican nuestras posibilidades de cooperación, uniendo a lectores de distintas partes del mundo y de generaciones sucesivas a lo largo de los siglos. Como dice Stefan Zweig en el memorable final de Mendel, el de los libros: “Los libros se escriben para unir, por encima del propio aliento, a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido”